Invasión rusa en Ucrania: ¿Es irrelevante el Consejo de Seguridad de la ONU?
El jueves 24 de febrero el presidente ruso Vladimir Putin ordenó la invasión a Ucrania y el sábado 26 de febrero Rusia vetó en el Consejo de Seguridad una resolución que recordaba el compromiso de Moscú con el artículo 2 de la Carta de Naciones Unidas sobre resolver las disputas por medios pacíficos y abstenerse del uso de la fuerza contra la integridad territorial y la independencia política de otro país.
Fue así como Rusia convirtió en letra muerta la Carta de las Naciones y tiró por los suelos la resolución que instaba a Moscú a dar marcha atrás, poner alto al uso de la fuerza y retirar sus fuerzas de Ucrania “de manera inmediata, total y sin condiciones’’.
El texto original de la resolución condenaba también que Rusia quebrantó el Acta Final de Helsinki de la OSCE en 1975 y el memorándum de Budapest sobre garantías de seguridad a Ucrania firmado en 1994, así como la resolución 2202 del Consejo de 2015, destinada a implementar los acuerdos de Minsk, que teóricamente debían haber puesto fin a la guerra del Donbás, en el este de Ucrania. El texto incluye el llamado al diálogo de António Guterres, secretario general de la ONU, así como la condena categórica de la “agresión” rusa a Ucrania, acusándola de “quebrar la paz y la seguridad internacionales”.
¿Es irrelevante el Consejo de Seguridad?
Ante el veto ruso, han surgido dudas y cuestionamientos sobre el papel del organismo de la ONU cuando surgen conflictos en los que los agresores son miembros del Consejo y sobre todo ahora con la invasión de Ucrania con la que vuelven a correr vientos de guerra fría y suenan las alarmas por las amenazas de Putin de poner a las «fuerzas nucleares del ejército ruso en alerta especial de combate».
¿Es irrelevante el Consejo de Seguridad en este tipo de conflictos? A pesar de las sendas críticas que se han escuchado en diversos foros, expertos internacionales consultados por Proceso defienden al sistema de Naciones Unidas, la diplomacia, al derecho internacional y al multilateralismo: “Los que fallan son los estados miembros”, coinciden.
“Siempre digo lo mismo, piensen que si no estuviera la ONU sería peor porque entonces estaríamos en la ley de la selva y no habría ni siquiera la posibilidad de condenar el uso de la fuerza”, dijo a Proceso el Profesor de Derecho Internacional en el Instituto de Altos Estudios Internacionales y del Desarrollo del Graduate Institute, de Ginebra.
“La condena tiene un costo, aunque no se vea en lo inmediato, a ningún gobierno y a ningún estado le gusta ser condenado, aunque no se le pueda impedir lo que está haciendo. Hay que ver esa perspectiva”, remarcó Kohen, miembro titular y secretario seneral del Institut de Droit International, institución que recibió el Premio Nobel de la Paz en 1904.
Kohen, argentino, Doctor en Ciencias Políticas en la Universidad de Ginebra, recuerda que la responsabilidad de la paz y la seguridad internacional le incumbe principalmente al Consejo de Seguridad y a las Naciones Unidas. El uso de la fuerza está prohibido”.
“Pero es como como con el Código Penal, compara Kohen, que criminaliza el homicidio, el robo, la violación, pero eso no impide que haya crímenes, asesinatos, violaciones y robos. Lo mismo ocurre con el derecho internacional, que prohíbe el uso de la fuerza, pero si los estados usan la fuerza, no se puede criticar al derecho internacional por eso’’.
“Y yo nunca vi que alguien diga que porque hay asesinatos y violaciones el Código Penal no sirve para nada”, lanza el experto.
A su modo de ver el tema no pasa por ahí, “el tema pasa por la conducta de los gobiernos, el Consejo de Seguridad puede adoptar múltiples resoluciones, en múltiples conflictos. A veces lo ha hecho, a veces los Estados han respetado lo decidido lo decidido por el Consejo y a veces, no”
“Pero la voluntad de poner fin a la guerra está en los gobiernos, si los gobiernos siguen usando la guerra como instrumento, por más que haya resoluciones del Consejo de Seguridad, la vamos a seguir viendo, esa es la triste realidad”, lamentó.
“¿Como se termina una guerra?, cuestiona Kohen, la guerra no se termina con un fallo de justicia, se termina con una decisión política que toman las partes o cuando una parte derrota a la otra. No hay muchas vueltas en esto”.
“Si me preguntas si puede la ONU parar una guerra tendría que ser una guerra de las Naciones Unidas contra el estado agresor, pero todo ese sistema ideado en San Francisco en 1945 nunca funcionó. Primero por la Guerra Fría y después de que terminó la guerra fría, el Consejo de Seguridad muchas veces autorizó a los estados usar la fuerza, por ejemplo, cuando Irak invadió Kuwait el Consejo de Seguridad autorizó usar la fuerza para que Irak se retirara de Kuwait”
Pero en otras ocasiones, recuerda Kohen, los estados han actuado sin autorización del Consejo de Seguridad como cuando la OTAN bombardeó Yugoslavia por Kosovo, o cuando Estados Unidos y Reino Unido invadieron Irak en 2003 para derrocar a Sadam Hussein.
‘’Las guerras se terminan por decisiones políticas, hay que ser conscientes de eso
Entonces en la crisis actual o se da un acuerdo o la guerra continúa, esa es la triste realidad”, insiste.
A su modo de ver, para hablar de Naciones Unidas “hay que tomar en cuenta todos los órganos de Naciones Unidas. Todo el mundo sabe que hay cinco miembros permanentes y que si alguno de ellos comete una violación y el Consejo de Seguridad quiere condenarlo no puede porque tienen el derecho de veto. Ha pasado en múltiples ocasiones y con diferentes países. Que esta vez haya habido veto (de Rusia) era algo que se sabía de antemano”.
“Cuando una resolución del Consejo de Seguridad no puede aprobarse porque uno de los miembros permanentes utiliza su veto la cuestión pasa a la Asamblea General y eso se decide sin el veto de los miembros permanentes. Y eso es lo que ocurrió”, subraya Kohen quien recuerda que “la resolución se llevó a la Asamblea General y hubo 141 votos a favor en la que se condenó el uso de la fuerza, la agresión, la violación de soberanía territorial de Ucrania, eso es importante señalarlo”.
“Y otro punto, agrega el experto, es que las Naciones Unidas no solamente tiene estos órganos políticos, sino también están los órganos judiciales como la Corte Internacional de Justicia (CIJ) de la ONU en donde Ucrania llevó el caso”.
El lunes pasado en una audiencia en la CIJ con sede en La Haya, Kiev presentó argumentos legales para que soliciten a Moscú “la suspensión inmediata de las operaciones militares iniciadas el 24 de febrero de 2022”, tanto del Ejército ruso como de “las personas que puedan estar sujetas a su control, dirección o influencia”.
Ucrania sostuvo que Rusia malinterpreta la Convención para la Prevención y la Sanción del Delito de Genocidio, un tratado de 1948 firmado por ambos países, debido a que Moscú ha justificado la invasión por un presunto genocidio de la población rusoparlante en las provincias ucranianas de Donetsk y Lugansk. Kiev espera que la corte declare que los argumentos de Moscú son mentira.
Kohen recalca que para que un estado pueda acusar a otro en la CIJ hace falta que los dos hayan dado su consentimiento a la jurisdicción de la Corte y ahora, a pesar de que el gobierno de Putin no se presentó a la audiencia, Kiev está a la espera de que la CIJ decida si otorga o no medidas cautelares y más adelante la corte declare que los argumentos de Moscú son mentira.
“Vemos que se están utilizando diferentes instancias y órganos de la ONU”, sin embargo, “toda justicia es lenta, un tribunal con 15 jueces no puede decidir de la noche a la mañana sobre un caso», observa Kohen.
Finalmente, con respecto al desempeño del secretario general de la ONU António Guterres en esta crisis, considera que “ha estado a la altura desde el primer momento, no esperó a que se reuniera el Consejo de Seguridad, hizo un llamado a que Rusia pare con su invasión, siempre se puede hacer más, pero también depende de si se le quiere escuchar y si se le permite actuar”.
Guterres podría proponerle a Rusia y a Ucrania actuar como mediador u ofrecer sus buenos oficios “pero depende de si lo aceptan o no, por el momento hay jefes de estado o de gobierno tratando de hacerlo, pero hasta ahora no han logrado nada”.
No es perfecto, pero agrega valor
“Yo no diría que el Consejo de Seguridad es irrelevante”, dijo por su parte Louis Charbonneau, director de Human Rights Watch (HRW) para la ONU.
En su opinión, además de la sesión del veto, es productivo que el CS se ha reunido sobre la situación humanitaria en Ucrania, hubo fuertes planteamientos y discusiones sobre el ataque de las fuerzas rusas a la central nuclear de Zaporiyia en Ucrania en la que estuvo presente Rafael Grossi el director del Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA).
Charbonneau recuerda los tiempos de la Guerra Fría en la que era “normal” la parálisis del CS y por eso en los 50’s en tiempos de la guerra de Korea se adoptó la resolución que permite que la Asamblea General lidie con cuestiones bloqueadas en dicho organismo.
La Asamblea General no puede imponer sanciones, no puede pasar resoluciones que sean vinculantes, como lo puede hacer el CS, pero se cuenta con esta posibilidad.
A su modo de ver la votación de la AG en la que se condenó la invasión de manera inequívoca con 141 votos de un total de 191 miembros, incluyendo 35 abstenciones como la de China y 5 en contra de Rusia, Bielorurrusia, Siria, Corea del Norte y Eritrea, demostró “lo aislado que se encuentra Rusia”.
A pesar del veto de Rusia los países seguirán ejerciendo presión en el Consejo de Seguridad, en diversas reuniones públicas que podrían llegar a humillar a Rusia y destacar lo sola que se encuentra. “No es perfecto, pero agrega valor, así es el CS”.
Por otra parte, la AG también puede llamar a los estados a imponer sanciones a Rusia de manera individual, el año pasado, por ejemplo, la AG urgió a los estados a suspender la transferencia de armas a Myanmar.
Suspender a Rusia del Consejo de Derechos Humanos
Otra opción que podría hacer la AG de la ONU para castigar a Rusia es que alguno de sus miembros pida la suspensión de Rusia del Consejo de Derechos Humanos, una cuestión que ha estado sobre la mesa de las discusiones en Ginebra.
En la sesión de emergencia sobre la incursión militar rusa en Ucrania que se llevó a cabo en el órgano de la ONU que vela por los derechos humanos, Washington, algunos países de la Unión Europea, además de Kiev, plantearon la posibilidad de expulsar a Rusia del Consejo que en estos momentos es uno de sus 47 miembros.
A ojos de Charbonneau, pudiera concretarse esta posibilidad luego del resultado aplanador que tuvo la resolución aprobada por una buena mayoría en la AG, “eso sería importante”. Y además el Consejo DH estableció una Comisión de Investigación de expertos independientes sobre posibles crímenes de guerra y otras violaciones al derecho internacional cometidos por Rusia en el contexto de la guerra.
Sin embargo, para que Rusia salga del Consejo se necesitan dos tercios de los votos del total de estados miembros y no se contarían las abstenciones, por lo que Kohen considera que esto podría dividir a la comunidad internacional “y no sería fructífero”.
Con respecto al rol que ha desempeñado Guterres, el experto de HRW considera “que debe seguir poniendo presión a Moscú. Ha condenado la invasión, pero nos gustaría verlo hacer declaraciones mucho más fuertes y con más sustancia”.
Añadió que hay varias propuestas para reformar al Consejo como la de prohibir el veto cuando se presume que un estado comete atrocidades masivas u otra que reforma que propone que si uno de los miembros del Consejo hace uso del veto lo debe justificar de manera comprehensiva y documentada ante la Asamblea General.
Coincidió en destacar la importancia de que Ucrania haya recurrido a la CIJ, “eso amplía los frentes del sistema de la ONU para exigir rendición de cuentas a un estado. Asimismo, serán fundamentales los hallazgos de la Comisión de Investigación designada por el Consejo de Derechos Humanos, cuyos hallazgos podrían servir de evidencia en una corte internacional: “nos gustaría ver a oficiales militares y altos mandos del gobierno ruso señalados por posibles crímenes de guerra y ataques a civiles, los cuales deberán ser investigados y los responsables llevados ante la justicia”.
“Que el Consejo de Seguridad esté bloqueado no es tan grave, pero sí hace el trabajo más complicado”, admitió.
Los estados son lo que fallan
En opinión de Jorge Lomónaco ex embajador de México ante la ONU en Ginebra y ante la OEA, considera que “los organismos son lo que sus miembros quieren que sean y que este argumento de culpar que fallan, no se sostiene porque los que fallan son los miembros”.
Recuerda que la ONU nació de la II Guerra Mundial para evitar la guerra y fue establecida para garantizar la paz y la seguridad mundial e implícitamente para evitar otra guerra.
Los ganadores de la IIGM, el P5, China, Estados Unidos, Francia, Reino Unido y Rusia, “son los garantes y son los árbitros y por eso tienen veto, y el resto del mundo aceptamos que ellos fueran los árbitros.
“El problema es cuando uno de los cinco es juez y parte. Es ahí en donde ya no funciona y probablemente lo que demuestre este conflicto es que ese arreglo no alcanza para dirimir conflictos internacionales cuando uno de los árbitros es juez y parte’’, observa Lomónaco.
“Probablemente a lo que nos lleve este conflicto es a revisar ese arreglo en el que los cinco vencedores de la II GM sean los garantes de la seguridad mundial”, remarca.
Pero “el problema es que el Consejo de Seguridad sólo se puede transformar por el propio Consejo de Seguridad’’, ellos deciden qué se hace y qué no se hace, dice el diplomático quien recuerda que es el único organismo de la ONU que puede decidir sobre el uso de la fuerza y de las sanciones contra un estado, según lo marca la Carta de las Naciones.
Ahora, lo que pasó en la AG con la adopción de la resolución que condena la invasión rusa en Ucrania con 141 votos, “se suma a lo que yo llamaría sanciones morales, el famoso “naming and shaming” (nombrar y avergonzar), de tal forma que esa presión moral es la única arma con la que cuenta la Asamblea General o el Consejo de Derechos Humanos’’.
“Pese a todo, recalca, soy defensor del multilateralismo y del sistema de la ONU porque con todo y estos defectos, ese nombrar y avergonzar, esa presión moral, si acaba teniendo efectos y básicamente el mensaje que envía es que Rusia está aislado, ni siquiera sus aliados naturales por ejemplo en América Latina como Cuba, Nicaragua o Venezuela votaron en contra, se abstuvieron, China también se abstuvo’’.
Considera que “ese mensaje de aislamiento va a tener un efecto, va a jugar un papel porque al final el prestigio es una de las armas más importantes de un país en asuntos internacionales, a veces casi tanto como las armas’’.
“No es tan poderoso como la amenaza del uso de la fuerza, ni como las sanciones, pero sí está jugando un papel en el concierto internacional”, indicó.
Sin embargo, advierte que si esta incursión de Moscú “empieza a parecerse más a la invasión de Alemania a Checoslovaquia en 1938, deberán sumarse más apoyos para medidas mucho más duras contra Rusia”.
Gabriela Sotomayor, Ginebra, Suiza.
Para Proceso.
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