Naciones Hundidas: Sin pena ni gloria
“Apreciamos toda unidad por parte de los Estados miembros al tratar con COVID-19 «, me dijo el portavoz de la ONU de manera muy diplomática al pedir comentarios sobre la resolución.
Así que de ahí a calificarla como “histórica“, pues es un poco exagerado porque llegó tarde y que se haya adoptado por consenso es mucho más común de lo que se quiere hacer ver.
Habría que bajarle dos rayitas a los cumplidos que se auto dedicó el canciller Marcelo Ebrard y al texto tan alardeado, cuando el 3 de abril se adoptó también uno muy similar al presentado por el gobierno de AMLO.
El embajador Juan Ramón de la Fuente hizo lo suyo y se movilizó para circular el texto en tiempos complicados ya que la Asamblea General no está sesionando por la pandemia y, pese a ello, logró sacarlo por “consenso tácito”.
Se le llama así por no tener oposición, pero tal como escucho en los pasillos virtuales de la ONU, el texto está tan plagado de lugares comunes que difícilmente algún país lo querría bloquear, es decir, “no tiene dientes“.
Adoptada el 20 de abril, llama a la cooperación internacional para garantizar el acceso a los medicamentos, vacunas y equipo para hacer frente al COVID-19.
La resolución del 3 de abril también se adoptó por “consenso tácito” y pide solidaridad mundial para luchar contra la enfermedad por coronavirus de 2019 (COVID-19).
Remarca “la necesidad de que todas las partes interesadas colaboren en los planos nacional, regional y mundial para asegurar que no se deje a nadie atrás”.
Así con todo, la medalla se la supo apropiar Ebrard de manera muy hábil haciendo suponer que la orden para echar a andar la iniciativa fue del propio canciller quitándole el mérito a De la Fuente.
Se dice que ambos personajes no se pueden ver, es más, difícilmente se contestan el teléfono.
En el mundo pre-pandémico cuando era normal viajar en avión, en la sede de la ONU en Ginebra, la 4T se ausentó del Consejo de Derechos Humanos y brilló por su ausencia el holográmico titular de SSalud Jorge Alcocer en la Asamblea Mundial de la Salud.
Y la Secretaria del Trabajo Luisa María Alcalde descartó asistir al centenario de la Organización Internacional del Trabajo al que su titular Guy Ryder invitó personalmente a AMLO.
Vaya, AMLO, ni siquiera quiso recibir en Palacio Nacional al Alto Comisionado de la ONU para los Refugiados Filippo Grandi, en plena crisis migratoria en México.
Son faltas de diplomacia, por no llamarles groserías.
Tampoco se entiende la ausencia de México en una iniciativa sin precedentes lanzada el 24 de abril en la que el líder de la ONU, la OMS, Alemania, Francia, España, Italia, Costa Rica, iniciativa privada, farmacéuticas, se comprometen con un fondo de unos 7 mil 500 millones de euros para la respuesta a la pandemia.
Tampoco se sumaron Estados Unidos, Rusia y China.
La 4T se aleja de la OMS cuando este fondo puede ser su tabla de salvación. Quizá para no hacer enojar a Trump que le congeló los fondos al organismo por desacuerdos con su titular Dr. Tedros lo que pondrá en peligro la vacunación de millones de niños africanos.
Son impresentables.
AMLO utiliza a “la ONU” cuando le conviene. Por ejemplo, la firma de aquél acuerdo con la Alta Comisionada de la ONU para Derechos Humanos Michelle Bachelet para asesorar a la Guardia Nacional.
Bachelet lo firmó bajo la consigna del carácter civil de la GN y ya vimos lo que pasó. Cuando surgieron denuncias por sus graves abusos y el maltrato a los migrantes, el gobierno dijo que “la ONU“ los está asesorando.
Quizá la resolución será utilizada a conveniencia y en caso de que el país se hunda en la tragedia y en un escenario de guerra, entonces se quiera culpar a “la ONU“ por la falta de oxígeno, equipo o ventiladores para México, error, que cometió la 4T por su falta de previsión.
Que no se nos olvide.
Gabriela Sotomayor, Ginebra, Suiza.
Para Eje Central.
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